martes, 29 de diciembre de 2009

01. Los 10 Del Establo

La mañana se presenta monótona, sentado entre papeles delante de mi escritorio, mientras las tuberías de mi monitor crecen sin parar, por mucho que busque en el, sigo teniendo las mismas películas que veo en las noches de guardia, en las que la ciudad parece saciada y no tiene sed de gritos, me extraño al ver que aun tengo cosas como la filmografía de kitano en el PC del trabajo, supongo que por cosas así me tienen como el rarito

-Por cosas así y por pensar en voz alta, Child

Y justo después de llenar la pantalla de café veo a mi compañera detrás de mí sin poder contener su risa por que llevaba un rato pensando en alto, otro triunfo social del gran detective conocido como Child.

-¿Cuánto tiempo llevabas ahí?

-Desde que empezaste a personificar a la ciudad como una psicópata ansiosa de sangre, pero tranquilo tenemos un aviso, venga

-¿Cuántos son? – pregunto mientras apuro mi café

-10

Vuelvo a llenar mi escritorio de café, ya no tiene arreglo.

Cuando empezábamos a llegar a las afueras, ya si empezó a extrañarme

-¿A dónde vamos?

-A una granja cerca de esta carretera

-¿Una Granja?

-Si, el dueño llevaba fuera varias semanas y ayer al llegar se encontró algo en su establo y no, no era la típica pareja aburrida y antes de que lo preguntes, si son 10 y por lo que se, fueron todos el mismo día, no es una especie de almacén, es una escena en toda regla.

No conteste, solo seguí mirando como pasaban los postes eléctricos mientras me acurruco en el asiento y me abrocho hasta el último botón de mi abrigo, estamos en pleno mes de diciembre y esta es una ciudad fría. Preston me condujo a través del trafico a una velocidad digna de un circuito de carreras, pensé alguna forma educada de decirle que íbamos a ver unos cadáveres, los cuales creo que era poco probable que no estuvieran allí cuando llegáramos, pero no se me ocurrió nada que la motivara a levantar las manos del volante. Un choque en la autovía nos hizo ralentizar el ritmo y puesto que ya no debía preocuparme por morir intente averiguar que íbamos a ver, pero todos los intentos fueron inútiles, Preston estaba demasiado ocupada odiando al resto de conductores. Después de unos 8.415 postes eléctricos aparcamos por fin delante de la típica granja bucólica de película con su establo rojo y todo, había 2 coches patrullas con sus luces encendidas, no había prensa ni publico, así que perdíamos la ventaja de que el asesino estuviera mezclado con los curiosos, el cielo estaba gris, parecía como si entre el establo y los coches quisiera estar a juego con la trágica mañana, en cuanto baje del coche el oficial Wahnsinn, era un hombre de unos 43 años, de origen germano, su nombre era casi tan impronunciable como su apellido, algunos le llamaban algo que fonéticamente sonaba como güan, yo personalmente prefería no llamarle.

-Buenos días detective Child

-¿Cómo es la escena Agente…, Agente?

-Es algo demasiado grotesco para describírselo agente, cogí el turno de mañanas para no ver cosas así, ya sabes, para alguna que otra pelea familiar o algún malentendido de tráfico, no para cosas así

- ¿Desde cuándo los asesinos solo tienen turno de noche, Agente?

En ese momento comprendí que mis impertinencias causaban en él un coma instantáneo y bastante extraño, se quedo parado mientras seguía avanzando de camino al establo, incluso cuando Preston, mi amable y psicótica conductora pasó a su lado.

Cuando atravesé el umbral lo primero que me llamo la atención fue ver a nuestro fotógrafo policial enfocaba al techo y la razón era un poco obvia, allí estaban los 10 cadáveres, carentes de piel, todos estaban colgados con un gancho atravesando sus estómagos, tumbados de forma horizontal mirando hacia el techo, con sus brazos y sus piernas caídas.

-Hacía años que una escena no te dejaba con la boca abierta –dijo Preston, de la cual no me di cuenta que estaba detrás de mi-

-Porque hacía años que no veía una escena así

-Hemos encontrado esta nota –dijo una voz estridente también detrás de mi-

-¿Hoy es el día oficial de acecharme? Déjeme verla

Y en una nota de color marfil alguien escribió:

“Dependo

Tanto que ya ni siento

Y he cambiado mi amor por el dolor que llevo dentro

Nada es justo, tantos pasos llevo dados tantas veces tropezado digo

Los sentimientos cumplen su misión, hacerme débil

Hacer de mí un requisito indispensable en esta empresa

Y ahora solo renazco”

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